martes, 8 de julio de 2008

LA REPUBLICA: El Perú de mi primo

Les dejo aquí un texto que leí el fin de semana en el diario y cuya opinión comparto con su autor. Reflexionar no hace daño...

Sin ánimo de ofender. El Perú de mi primo


Eduardo Adrianzén.

Tengo un primo hermano de unos treinta y tantos años, ingeniero, casado con una alta ejecutiva y ambos felices padres de un bebé. En los últimos tiempos la empresa donde trabaja ha crecido muchísimo, y por tanto él asciende, prospera y la vida le sonríe. Todo lo que tiene se lo ganó honradamente: no es un rico heredero, ni ha explotado a nadie. Y el otro día charlando de política –nuestro tema favorito– soltó una frase que resume muchas ideas: "En esta época, el que no hace plata es un zonzo". Es decir, mi primo de verdad cree en el boom económico, el crecimiento, las cifras y todo ese rollo que suena tan optimista. Pero aparte del cariño y la admiración que siento por él, me pregunto: ¿será que solo mira un lado del país? ¿Será que su bienestar –ganado honestamente, lo recalco– lo ha vuelto un poco miope de tanta felicidad? O también vale preguntarse: ¿cuántos piensan o ven las cosas como él? Y yo, ¿por qué no puedo tragarme las estadísticas? ¿Por qué desconfío y no puedo aceptar esta Disneylandia tecnócrata?

En algún punto, el discurso pragmático se volvió una lógica. En algún punto, mucha gente joven decidió pensar solo en sí misma y hacer dinero. Eso es bueno y genera desarrollo, pero al mismo tiempo legitima el pensamiento más conservador. Salvo el mercado, todo es ilusión. El poder nace del marketing. El holding unido jamás será vencido. Los dogmas se invirtieron y la exclusión se hizo darwiniana: si no hiciste plata eres un zonzo. Dicen que vivimos "tiempos prósperos", y los que reclaman recibir sobras mientras que algunos se comen el pavo entero, son los malos y los equivocados. El Perú de mi primo es lo máximo, ¡cómo me gustaría creer en él! Pero no puedo, lo siento. Mi antipático olfato me sigue diciendo que incubamos algo muy feo que trata de esconderse debajo de la alfombra, pero que igual terminará saltando. ¿Solo entonces todos seremos capaces de ver el mismo país, cuando ya estemos en desgracia?

No hay comentarios: