EL COMERCIO:Venden tesoros de la Biblioteca Nacional en el mercado negro
7:41 | Se trata de libros de los siglos XVI y XVIII que pertenecen a fondos para investigadores. Una de las joyas rescatadas figura como Patrimonio Cultural de la Nación
Por David Hidalgo Vega
A la perniciosa tradición nacional de perder libros habría que agregarle ahora la variante 'delivery'. Meses atrás, un coleccionista recibió la visita de un vendedor de antigüedades. "Lo que vi hubiera querido no verlo", dijo el testigo a El Comercio. Se trataba de un cargamento de piezas de inequívoca procedencia: la Biblioteca Nacional. El sujeto incluso tenía fotocopias de otros ejemplares que ya había vendido, también de la biblioteca. El coleccionista rechazó la oferta. Amenazó con que si el vendedor insistía, tendría que denunciarlo. La partida del librero no diluyó la molestia: acababa de aparecer una nueva cicatriz sobre el lomo de la historia bibliográfica peruana.
Dos días después, otra persona llegó al mismo lugar con los mismos libros. Entonces el coleccionista se contactó con otro bibliófilo que podía financiar la compra. El propósito de ambos era evitar que esos tesoros siguieran dando vueltas al mejor postor. Lo que adquirieron indignaría a cualquier amante de las bibliotecas: cuatro libros publicados entre los siglos XVI y XIX, tres en España y uno en México, que figuran en los catálogos de las mayores rarezas del país. Con estas evidencias decidieron hacer la denuncia a través de este Diario.
Dos de esos títulos figuran como ejemplares únicos en el catálogo en línea de la Biblioteca Nacional: se trata del libro "Querétaro. Memorias de un oficial del emperador Maximiliano", escrito por el militar francés Alberto Hans y publicado en México en 1869; y también el "Compendio histórico, geográfico y genealógico de los soberanos de la Europa", de Manuel Trincado, un ejemplar de quinta impresión publicado en Madrid en 1769. La pista de su procedencia radica en un detalle interior, una huella que suele llamar la atención de expertos y conocedores. Ambos la tienen.
LA PÁGINA 43
A simple vista se nota un cambio extraño en las hojas que llevan ese número. En un caso se trata de una decoloración, en el otro se nota el raspado de la página, mal disimulado por una sustancia blanquecina. Todo bibliófilo peruano sabe que no es una coincidencia, sino una clave en memoria de uno de los episodios más trágicos en la historia de la cultura bibliográfica peruana: el incendio de la Biblioteca Nacional en 1943.
Aquella vez el fuego devoró material invaluable del edificio antiguo, en la avenida Abancay. El Gobierno de entonces encargó al historiador Jorge Basadre la reconstrucción del edificio y la recuperación de su patrimonio. El esfuerzo fue tremendo. Tanto que dio pie a un homenaje: a partir de esa fecha los libros fueron sellados en la página 43. "Basadre siempre sospechó que ese incendio había sido intencional y que fueron sustraídos varios libros", recuerda Jorge Vega, un conocido librero de viejo. Los títulos de este caso fueron parte de la recuperación. Ahora han seguido la misma suerte.
PATRIMONIO PERDIDO
El tema de las desapariciones se vuelve casi flagrante en el caso del tercer tomo de esta historia, la "Instrucción de confessores, y penitentes, desengaño universal que con toda claridad manifiefta el feguro camino del cielo", de Daniel Concina. Se trata de un raro ejemplar salido de la imprenta madrileña de Miguel Escrivano en 1766. Es un libro tan preciado que en diciembre del 2006 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, junto a otros 23 títulos de los siglos XVII y XVIII.
La Resolución Directoral Nacional 217-2006-BNP, firmada por el actual director Hugo Neira, establece que esos ejemplares debían ser inscritos en el Registro Nacional de Material Bibliográfico. Menos de tres años después ha sido vendido en el mercado negro de las joyas bibliográficas.
Este Diario consultó sobre la rareza del libro a Cara Gilgenbach, directora de las Colecciones Especiales y Archivos de la Biblioteca de la Kent State University. La catedrática colaboró con una búsqueda en el OCLC Worldcat, un catálogo virtual que permite localizar piezas en una amplia red de bibliotecas especializadas de todo el mundo. Según la pesquisa, se conservan ejemplares de este libro en la Universidad de Chile y en dos universidades de Estados Unidos. En esos tres casos, la edición corresponde al año 1769. El ejemplar robado de la Biblioteca Nacional es tres años más antiguo.
UN CASI INCUNABLE
Pero la joya mayor es un ejemplar exquisito denominado "Papirii massoni annalium", del célebre historiador y erudito francés Jean Papire Masson. El libro data de 1578. "Por apenas veintiocho años no es un incunable", dice Jorge Vega, quien conoce mejor que muchos el mercado de libros antiguos de Lima. La sola tapa del ejemplar --al que también tuvo acceso este Diario-- es de una belleza sorprendente. Tiene bajorrelieves en pan de oro y un exquisito grabado con el retrato del autor en el interior. Un detalle de remate: los traficantes ni siquiera se tomaron la molestia de retirar la etiqueta con el código de barras de la BNP.
El "Papirii massoni annalium" figura como parte de la Colección Barrantes, cuyo acceso está restringido para investigadores. Su desaparición no fue detectada por los encargados de la Biblioteca Nacional hasta que este Diario les presentó las evidencias el pasado miércoles 21. El ejemplar no pudo ser hallado en el ambiente que le correspondía. De hecho, el libro de Daniel Concina ni siquiera figuraba en el banco de datos, según funcionarios de la BNP que rehusaron dar una declaración oficial. La búsqueda fue inútil.
El coleccionista que rescató esta pieza a costa de su dinero no quiso revelar el monto pagado. A una consulta de este Diario, el librero Juan Ortiz, promotor de la Casa del Libro Viejo, calculó que un ejemplar de esa naturaleza, dependiendo de su estado, puede costar hasta 5 mil dólares.
"Este es un crimen de lesa cultura", dice Sinesio López, ex director de la Biblioteca Nacional, en cuya gestión se produjo el traslado de todos los libros al local actual. López explica que el acceso a esta clase de títulos es muy restringido, por lo que no cabe la cuota de pérdida que se asume en el caso de libros de uso general. "(Para) casos como este se necesita cierta colaboración interna", refiere. No son los únicos títulos que circulan de ese modo. Hay que empezar a seguir las huellas.
SEPA MÁS
Pérdidas sureñas
En junio del 2004 se hizo público el robo a la Biblioteca del Cusco de cien libros antiguos, entre los que estaba un ejemplar príncipe de "La Florida del Inca", de Garcilaso de la Vega, de 1605, y del cuarto tomo de las "Leyes de Indias", de 1681.
Viejas mañas
En el 2007 un falso investigador escapó del Archivo Regional de Arequipa con el protocolo de un notario de 1818.
No hay comentarios:
Publicar un comentario